miércoles, 20 de junio de 2012

Memorable

No sé por qué la historia de la escalera hace que todo sea más especial, más memorable.  Por un lado está que me gusta hacer cosas que retan mis miedos, sobre todo esas, que tienen que ver con el equilibrio y la destreza.  Por el otro, ver la cara de admiración de J. ya que no sabemos bien qué es capaz de hacer el otro; me recordó las veces que me ha dicho que manejo bien o que bailo bien.  Me gusta que me admire esos talentos que en una vida de oficina como la que uno ha elegido y no de espía del mundo, o de gimnasta olímpica, solo se le notan cuando trata de entrar a una casa que se quedó cerrada, a través de una ventana abierta en un segundo piso, usando para eso una escalera demasiado larga para ser de verdad una ayuda que convirtió todo eso en un reto.  Y, como consecuencia, en un logro.  Un logro bonito ante un tipo perplejo.  Memorable eso.  Memorable luego, pero de eso sí no quiero hablar todavía aquí.

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