martes, 31 de agosto de 2010

Buen sexo


¿Será cierto decir que el mejor sexo de todos es el que se tiene cuando se está enamorado?

No creo.

Hagamos otra precisión... el buen sexo y el buen amor son dos cosas distintas también. A veces, tristes veces, amamos a alguien que no nos hace felices sexualmente, el amor no es garantía... y otras veces alguien por quien no sentimos nada más que deseo, nos produce todas las correctas sensaciones. Somos animales complejos, pero al fin y al cabo somos sólo animales.

Sí, tener sexo con alguien a quien amas es hermoso... pero para buen sexo, hablemos del sexo cuando sabes que es la última vez. El buen sexo es intenso, es apasionado, esta lleno de energía, de deseo, y no estoy hablando de velocidades, que nada tienen que ver las RPM con la intensidad y la pasión de un encuentro sexual.

Tiene que ver con lo que se da y lo que se recibe. Cuando piensas que es la última vez lo das todo, lo entregas todo y por lo general lo mismo hace el otro... es sexo cargado de emociones y sentimientos. Y el sexo es capaz de hacernos sacar todo eso, y bueno, no vamos a negar que la rabia e incluso el odio son a veces buenos aderezos.

Al contrario de la primera vez, donde todo es exploración, y que, como sabemos, en el camino de explorar pueden recorrerse muchos caminos que no llevan a ningún lado, las últimas veces están llenas de seguridades: así me quisiste, así te elevo, así te enciendo, así te miro, así te beso. Te conozco y cuando mejor te conozco, te dejo.

¿Cómo negarse a una última vez?

¿Cómo decir que no a sabiendas de que puede esperarnos uno de los polvos de nuestras vidas? sabiendo que ese polvo sólo tiene sentido si de verdad piensas que hasta ahí serás capaz de llegar, porque esa relación que dejas o que te deja, no tiene sentido más que en esos momentos.

Es verdad, uno puede vivir el último polvo varias veces con el mismo sujeto, pero nada como la primera última vez. Recuerdo la historia del pastorcito mentiroso, nuestro cuerpo también aprende a reconocer las falsas señales de las relaciones eternas de ir y volver y así, nos sorprende el último polvo sin saber que eso fue. El último, donde no dimos nada de más y donde recibimos el tedio de siempre. Nada peor que no recordar cuándo fue la última vez, tan insignificante, tan habitual, vino y se fue.

Es triste que en el catálogo de los mejores polvos se encuentren aquellos que no volverán a ser, aquellos que sólo pueden ser una vez.

domingo, 29 de agosto de 2010

Sexo por sexo


Partamos de la base de que sexo y amor son dos cosas independientes. Para las lectoras que conozco y que llegan hasta acá la aclaración sobra, pero como este blog tiene la fortuna de habitar la red donde puede caer en manos que opinen distinto, dejo plasmado primero esa aclaración. Para mi, son dos cosas diferentes.

Sin embargo sexo y confianza (sin incluir al amor) sí son dos cosas que funcionan muy bien juntas. Sexo con el ex que ya no queremos, sexo con el amigo que deseamos pero que no amamos, sexo con el compañero de trabajo al que no nos interesa mezclar en nuestra vida íntima, sexo con el ex, sexo con el ex, sexo con el ex.

Esta historia no es así, esta es una historia de sexo, sólo sexo. Y lo que vino después.

Lo conocí por facebook, pero no porque lo viera y dijera "oh chico lindo, agreguémoslo", no. En esa época yo no agregaba en facebook a nadie que no conociera, era dizque cautelosa, pff, como si yo supiera qué es eso. El caso es que él escribe. Un día me encontré con un texto suyo relacionado directamente con mi trabajo. Me gustó mucho, así que me puse en contacto. Soy curiosa y le conté que me pasé por todas sus fotos y que no entendía cómo no nos conocíamos. El conocía mi trabajo y yo jamás lo había visto, me parecía rarísimo. En ese primer correo mandé saludes a su familia y a su novia - sí, tiene novia - para matizar un poco el tema y no quedar como la más coqueta, pero era coquetería, debo reconocerlo.

Me agregó en msn y empezamos a conversar. El primer día me dijo que quería conocerme y darme un abrazo. Al día siguiente había algo relacionado con mi trabajo así que le dije que sí, que claro, que al día siguiente nos veríamos y le daría un abrazo. La conversación siguió y para cuando nos despedimos ya íbamos en que nos daríamos un beso donde nadie nos viera.

No me pregunten por qué el tipo me impulsaba a comportarme de esa manera. No hablaba lindo. Decía las cosas directamente y sin adornos. "Eh, yo lo que quiero es darle un beso", pero como preámbulo no había un "me pareces linda", "me gustas mucho", "tan inteligente", "que mujer tan interesante"... nada de eso... le quiero dar un beso y punto. Eso me atraía.

Nos vimos al día siguiente y no hubo nada de eso. Era tal como lo imaginaba, una sonrisa hermosa. Volvimos a conversar por msn. "Eh, yo lo que quiero es comérmela". Y yo dije que sí, que bueno, que también quería... debo confesar que pensé que no lo haría, pero me dije también que daría un paso a la vez, sin decir que no a ninguno y que así vería hasta dónde me llevaría. ¿Hasta dónde pensé que me llevaría? ¿A dónde podía llevarme esa política? La respuesta era obvia, pero yo creía que no podría.

Quedamos en vernos un día cualquiera a las 4 de la tarde en mi casa. Salí del trabajo y compré unas cervezas. Recuerdo decirme: Soledad tú tienes que poder comerte un tipo y nada más.

Empezamos conversando en el sillón de mi apartamento y, a la primera carcajada nerviosa que me hizo moverme, él se acercó y me tomó la mano... me di cuenta de que como él decía, era bien moreno. El contraste con mi piel era realmente drástico. Me dijo "venga para acá" y yo contesté "venga usted"... Se acercó y me beso. Unos labios grandes que se sentían más grandes de lo que se veían, la sensación extraña de besar a alguien a quien no le conoces muy bien el rostro. Nunca, hasta ese momento, me había quitado la ropa con tanta tranquilidad. Decidida. No lo conocía y esa era la segunda vez que lo veía en mi vida. Estuvo bien... o regular. Un rato después su novia lo llamó, tenía que irse.

Dejamos de hablar más de un mes y pensé que nunca lo volvería a ver. Y eso, extrañamente, no me generaba ningún sentimiento especial. No me sentí usada, ni me sentí como un objeto. Sólo pensaba que éramos dos adultos experimentando formas nuevas de relacionarnos. A cualquier duda en ese sentido que mis femeninos sentimientos me traían queriendo sabotearme, yo me contestaba con claridad que la experiencia era mía, para evitar pensar que era mi experiencia CON él. Porque las viejas solemos darle mucha importancia a los tipos... yo no quería hacer eso con este tipo. Por lo que le leía - seguía leyéndolo - me daba la sensación de ser un cínico y no quería sentirme vista de esa manera, así que lo evitaba.

Luego de un mes volvimos a hablar. Yo puse el tema; lo recuerdo bien... sólo por contarle algo que me pasaba y sobre lo que quería una opinión profesional. Fue él quien volvió a hablar de encontrarnos. Esta vez yo lo recogería en mi carro, nos pasearíamos por la ciudad mientras yo se lo chupaba y terminaríamos en un sitio alto tirando con la vista de la ciudad detrás de nosotros. Así fue y fue fantástico. Cómo no, con semejantes circunstancias de modo y lugar. Me gusta los tipos que dejan ver lo que les producimos.

Así empezó una situación (no es una relación, yo no me siento en una relación) que ya lleva más de un año, en la que cada uno de los encuentros es más atrevido que el anterior... hemos desarrollado personajes, que sólo existen en nuestras conversaciones, porque aunque hemos intentado llevarlos a escena cuando nos vemos, rápidamente pasamos a los hechos en los que siento que cada uno prefiere ser cada uno. Pero esos personajes sin duda alimentan y nutren esto que nos pasa.

La única información que tengo de él es lo que logro conocer por lo que hablamos, no conozco a nadie que pueda hablarme sobre quién es y a él le pasa igual. Así, he descubierto cosas mías que no tenía muy definidas: un día me dijo que no fuera tan irascible... yo me tenía como explosiva, pero irascible fue un atributo nuevo... me gustó saber que a veces soy irascible, porque me gusta pensarme, reflexionarme; él ayuda. Ahora, luego de un año largo siento que también yo lo conozco mejor...

Cada que nos veíamos nos saludábamos sin saber bien dónde darnos el beso y nos despedíamos igual... la última vez yo, que estaba hablando por teléfono, me le paré en frente y le estiré la boca mirándolo directamente a los ojos, él me dio un pico de despedida justo en la boca... por fin, natural.

viernes, 20 de agosto de 2010

El gadget femenino


"Por qué no te compras uno, no?"

Tuve que esperar que el tipo interesante con el que tiro de vez en cuando, sin que medien sentimientos, me lo dijera así tan claro, para tomar la decisión de comprar un vibrador. A mi edad - ya estoy grandecita - no había tenido ninguno. ¡Hay tantas cosas que me he demorado tanto en hacer!. Siempre que quería masturbarme tenía a mano mi mano y me había quedado pensando en que eso era todo lo que necesitaba... aunque nunca descarté la idea de tener un "instrumento de placer" como ese, pero como todo lo demás que se ha demorado en llegar, ha sido más por falta de diligencia, porque uno se aplica en las tareas y como ya vimos, hasta las más alocadas llegan.

El caso es que pregunté a una amiga mía. Me recomendó varias páginas, pero la que mas me gustó fue www.lelo.com. Y todo como en mi, el gusto vino por una cuestión estética, desde la página limpia y bien hecha, como la descripción de materiales y funciones en un estilo franco y elegante (a mi modo de ver), nada de cursilerías.

Hice la compra, en la cual obtuve un 10% de descuento porque llené una encuesta virtual que preguntaba sobre la masturbación y para la cual creo no haber aportado ningún dato útil o revelador de la conducta femenina... Tardó aproximadamente 20 días en llegar y después de presentarlo en sociedad (a todo el mundo se lo mostré) todavía me demoré unos días en ponerlo a funcionar.

De Lelo lo mandan debidamente cargado para que no sea sino llegar y usted empezarlo a usar, pero bueno, como digo, yo me demoré tal vez otro mes.

Debo decir:

Supera al original como instrumento de placer, todos los días, a cualquier hora. Así como éste es incapaz de preñar, en todo lo demás cumple su función con un indice de satisfacción, que en mi caso es del 100%. Lo bueno del original es a lo que viene pegado, pero eso tiene que ver es con que Usted sea suficientemente inteligente o afortunada (no sé bien a qué se debe) como para conseguirse uno que venga pegado de un tipo que valga la pena. La tarea es suya; el adminículo en cuestión no da garantía de nada sobre lo que viene adherido.

Éste tiene dos motores, 10 velocidades y 10 funciones. El tipo que me recomendó comprarlo me dijo que el suyo tenía 6 funciones, pero fue incapaz de explicarlas todas y, sobre las que él mencionó, yo sólo conozco dos (on - off), las otras son del tipo fisiológico, que carecen de interés sexual. No hablamos de las velocidades, pero habría que decir por lo menos, que sucede a veces que usted quiere la velocidad número uno (lento) y al señor le da por la número dos (rápido)... el gadget no. El gadget tiene unos botoncitos muy claros, y hace lo que se le ordena. Además es clara la diferencia entre la velocidad uno, la velocidad dos y la velocidad 10, otorgando un proceso bien escalado de sensaciones. También hay que decir que el gadget no gotea ni tiene escapes tan "gravidosos" como los que tiene el original.

En conclusión y habiéndolo comprado, lo único que lamento es no haberlo hecho antes, tengo mucha tarea pendiente, estoy atrasada... me voy! I have a job to do!

lunes, 16 de agosto de 2010

Ellas


No habría otro espacio para contar lo que me ha pasado. La última semana estuvo llena de novedades. La primera: el tipo que venía comiéndome hace un año ha decidido que hasta acá estuvo bueno. Ha salido corriendo al primer movimiento de su novia, quien le ha advertido que tenga cuidado conmigo. Que tal vez a mi, él, me guste. Él ha contestado lo mejor que puede contestarse en esos casos: sí, yo creo. Y para mi está bien. Ya empezaba a asustarme lo que sentía, la conexión la siento fuerte, además de lo sexual. El tipo sabe conversar y yo no lo hago mal; y una relación en la que uno se "entiende" sexual e intelectualmente, puede tener "mal" pronóstico. Así que mejor bajarle a la intensidad, y dejarlo ahí. Let's call it even!

Claro que me dio tristeza. Mi hermano, quien nunca ha estado de acuerdo con esa relación, no fue capaz de preguntarme "y ¿Cómo te sientes?" lo que me dejó también con la necesidad de decirle que abandone su puto estandarte de superioridad moral y baje a la tierra de los normales conmigo a llorar un poco esa situación. Cosa que hasta la fecha no he hecho. Ya no sé si lo haré.

Luego contaré por qué era tan interesante tirar con este tipo, pero hoy quiero contar otra cosa.

Estuve en otra ciudad finalizando la semana. Cada año me encuentro con gente de todo el país por una situación de trabajo. Cada año hay que esquivar a los tipos de otras regiones que ven esos encuentros como las oportunidades perfectas para encontrar con quien pichar sin consecuencias. A mi no me gusta esa actitud cazadora y primaria que tienen los tipos. No me fijo. Soy cordial y todo lo que quieran, salgo y hago chistes. Pero esa actitud sobradota no les va a conseguir nada conmigo. Sin embargo, las cosas que se dan, porque simplemente suceden, porque se hace una conexión que uno casi que puede ver con los ojos, me encantan.

Al finalizar uno de los días de trabajo, acordamos todos irnos a comer. A la salida del hotel vi un tipo lindo, con una característica física a la que soy proclive: era calvo. Se lo comenté a una compañera de Cartagena.

"Sí, pero es gay"
"Sí, y va con el novio, me da mucha pena por los homosexuales que no pueden andar por la calle tranquilos tomados de la mano"
"Tú no sabes cómo me duele eso a mi"

Al llegar al sitio, nos sentamos juntas.

"Te voy a contar un secreto"

Claro, es gay. Me contó detalles de sus relaciones, porque yo conozco a alguien con quien salió mucho tiempo. Nos pusimos a especular sobre la condición de las demás personas que nos acompañaban esa noche y estuvimos de acuerdo en todos los casos.

"Y, ¿tú qué piensas de mi?"
"Síiiii, tu tienes algo de eso"

Me dio mucha risa, y me acordé de todos mis amigos homosexuales que tienen la misma opinión sobre mi. Creo que se corresponde con una postura que tengo clara hacia el tema y es que si esta raza ha de evolucionar, tiene que hacerlo hacia el bisexualismo. Me explico: si tendemos a fijarnos más en el alma de la gente que en el estuche, pues lo normal es que nos guste la gente independientemente del cuerpo en el que venga su esencia. Es algo que siempre he defendido, yo que no me callo nada. Me gusta mucho lo que dice Miguel Bosé al respecto: Hacer el amor con un hombre es simplemente otra forma de hacer el amor.

Pero yo me tengo por heterosexual. Así me pienso, por lo tanto así es. No me siento tan evolucionada. Así se lo dije también, para que de una vez quedaran las cosas claras... Pero la vaina es que yo también me siento aventurera y no quiero llegar a vieja pensando, pude y me amedrenté. Esa es sobretodo la postura que impera en mi vida.

Llegamos al hotel. Estábamos en el mismo piso y empezaron los mensajes de texto, hasta que fui yo quien texteó: Ven pa'cá.

Es raro que hayan 2 pares de tetas. Eran muy lindas las de ella. Como primera experiencia para mi, estuvo suave debido a que ella (la desgracia de ser mujeres) tenía la menstruación. Por lo que el área principal de juego se limitó a mis predios. Algo me dijo que es cierto: las mujeres no nos cansamos como los tipos; me dormí realmente agotada después de toda la faena y al día siguiente todo mi cuerpo se resistía a empezar el día y a tener que cumplir con mis obligaciones.

Sobre la teoría esta que dice que las mujeres sabemos mejor sobre otras mujeres, debo decir que hubo momentos en que pensé que eso era cierto, pero la mayoría del tiempo se sintió tan bien como con los hombres con quienes he estado. Lo que sí es verdad es que todo es más suave, más tierno y delicado, pero cuando hubo necesidad de subirle a la fuerza y a la intensidad, esta niña no se dejó intimidar.

Me dijo cosas bonitas: tú pareces sabida. Con ese acento costeño que hace que la palabra sabida suene el doble de bueno. "Tú no eres ninguna mojigata", ella estaba muy preocupada por cómo me sentiría yo después de mi primera experiencia homosexual.

La verdad es que además de que me parece que es un cuento gordo, y un chisme buenísimo para quienes me conocen, y a quienes les voy a contar, la experiencia en sí misma no me parece significante de nada diferente de lo que ya hago. De lo que ya creo que me gusta de esas cosas: contar la experiencia entre las cosas que ya he hecho. Acumular sensaciones (mientras puedan permanecer en el recuerdo), y dejar que lo entretenido traiga su propio mensaje, que creo que siempre lo hay.

Para mi el que mejor lo resume como ya lo dije es Miguel Bosé. Fue simplemente otra manera de hacer el amor. Así lo sentí. Bonito, de buena energía y buen corazón.