jueves, 27 de diciembre de 2012
Mentiroso
Maldita angustia. Ansiedad de cosas que no puede uno controlar. Eso solo debería ser motivo para dejar de tener angustia y no. Si no puedes hacer nada de qué sirve estar angustiado, pero estás. Y quieres que pasen tres meses y todo haya terminado. Siempre hay algo patético en la gente que dejamos de amar; cuándo será. Por ahora solo quiero odiar. El descaro de que me pidan que me oculte cuando he dicho que es justamente lo que no quiero hacer es un buen motivo para detestar; ahí voy. Si logro convertir esta angustia en odio de pronto se sienta mejor. También sería bueno poderte dar un golpe. Qué dicha que no hubieran caducado en la cordialidad y las buenas maneras esas formas de desahogo. Si en otras cosas hemos sido tan animales porque tengo que venir ahora a comportarme y a que me hagan amables sugerencias sobre la manera en que mejor se me ve decir adiós. Suerte. Púdrete. Ve a que te lidie otra. Otra que no tiene ni cinco de cara de ser capaz de hacerse la boba. Otra a la que, de haber querido yo, hoy le hubieras puesto los cachos conmigo. Jódete. No nos mereces. A ninguna de las que te hemos querido nos mereces. Mal remedo de mago, a mí no me embrujas más.
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