- ¿Amor? y para qué el amor si así estamos tan bien.
Eso le respondió ella a las 4 de la mañana cuando él puso el tema después de un polvo más mañanero que de costumbre. Ya llevaban 6 meses de un tipo de relación que a él no le quedaba muy claro, básicamente porque ella no parecía interesada en él más que para tirar. Pero el tipo estaba acostumbrado a tener que dejar de contestar las miles de llamadas diarias de señoritas indignadas que reclamaban su presencia o su, por lo menos, consideración dado que ellas, tan generosas, le habían entregado "la pruebita de amor". Ok, las viejas ya no eran tan cursis, pero eso era lo que implicaban: ah, con que solo querías coger conmigo. Pues sí, eso era lo primero que él quería y luego de eso generalmente no quería nada más. Le entraba el tedio por lo repetido de cada experiencia.
Y esta niña era la novedad constante por esa simple razón, no llamaba nunca al teléfono a decir, cariño, anoche fue maravilloso.
Perra. Estaba enamorado. Y puesto a prueba.
Que relato más familiar!
ResponderEliminarBueno, ya puso el cebo en el anzuelo y lo tiró al mar. Ahora esté pendiente de la caña, a ver cuando el pez da el tironcito. Pero si no pica, seguir tirando siempre se puede.
ResponderEliminarja! jala más pelo de donde sabemos que cable de buque...eso suele suceder. Pero igual, así también se aprende.
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